«Los peces no cierran los ojos», de Erri de Luca

 

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Los peces no cierran los ojos, de Erri de Luca (Seix Barral, 2012)

Los peces no cierran los ojos, de Erri de Luca

José Sánchez Rincón

Erri De Luca (Nápoles, 1950) es un autor sorprendente. Persona de una gran humildad, está considerado uno de los mejores escritores italianos actuales a pesar de haber comenzado a escribir a una edad avanzada y, además, se dedicó a oficios tan variopintos y alejados de la escritura como mecánico, albañil o conductor de vehículos humanitarios durante la guerra de Bosnia.

Creador de otras obras de carácter biográfico (Aquí no, ahora no), nos conmueve con Los peces no cierran los ojos (Seix Barral, 2012), novela en la que plasma desde la madurez el verano mágico de sus diez años: la alegría al deambular libremente por una isla cercana a Nápoles y su admiración por la sabiduría, esfuerzo y destreza de los pescadores. De Luca nos habla, también, de sus dificultades para adaptar el cuerpo al crecimiento de su mente, de sus problemas con las matemáticas, del aprendizaje de la lengua a través de los crucigramas, de su falta de empatía con otros niños y del descubrimiento de una muchacha de la que no recuerda el nombre, conocedora del lenguaje de los animales, y con la que vive una aventura de amor singular.

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«Ventanas de Manhattan», de Antonio Muñoz Molina

 

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Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina (Seix Barral, 2004),

Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina

José Sánchez Rincón 

Ventanas de Manhattan es un paseo de la mirada, de cierto tipo de mirada (la literaria), por la ciudad de Nueva York. Desde la profunda admiración que siente su autor, Antonio Muñoz Molina, hacia lo que observa y le agrada hasta el desencanto como estado de ánimo. La emoción a través de la descripción minuciosa de personas, comportamientos, situaciones, objetos, sonidos, escuelas de arte, el vacío de las Torres Gemelas y esos acantilados de edificios que, a veces, no te dejan ver el cielo.

Esta obra es una pintura melancólica –pero nunca sombría– de Hooper sobre un señor que mira perplejo a la calle y a las ventanas mientras camina; con pulcritud, con detenimiento, para, en el fondo, no dejar de hablar del hombre.

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