El mediodía radiante en que coronaron a Dulce Rosa Orellano con los jazmines de la Reina del Carnaval, las madres de las otras candidatas murmuraron que se trataba de un premio injusto, que se lo daban a ella sólo porque era la hija del Senador Anselmo Orellano, el hombre más poderoso de toda la provincia. Admitían que la muchacha resultaba agraciada, tocaba el piano y bailaba como ninguna, pero había otras postulantes a ese galardón mucho más hermosas. La vieron de pie en el estrado, con su vestido de organza y su corona de flores saludando a la muchedumbre y entre dientes la maldijeron. Por eso, algunas de ellas se alegraron cuando meses más tarde el infortunio entró en la casa de los Orellano sembrando tanta fatalidad, que se necesitaron veinticinco años para cosecharla.
Isabel Allende
El mundo de Isabel Allende y Eva Luna
Por Ernesto Bustos Garrido.
Eva Luna es la tercera novela de la escritora Isabel Allende (Premio Nacional de Literatura de Chile 2010), y surge en sus años de exilio en Caracas, Venezuela, donde tuvo que establecerse con su familia al cabo del Golpe de Estado de Pinochet en Chile. Ella era una joven periodista con formación universitaria, cuyas crónicas y reportajes destacaban por su audacia. Formaba parte de la plantilla de una revista semanal (Revista Paula) que tocaba temas de mujeres principalmente, con mensajes directos y explícitos hacia los hombres y su inveterado machismo. Isabel tuvo allí su mejor escuela. Un día la directora de la publicación la mandó a enterarse de la vida secreta de las bailarinas de teatro y cabaret. Isabel se hizo pasar junto a una amiga como postulantes a corista, y en la primera audición debió quitarse la ropa. Reconoce que se llenó de vergüenza, no por mostrar su delicado y armonioso cuerpo, sino porque ese día ella andaba con calzones de lana.