El fragmento que presentamos a continuación es parte del Capítulo I de la novela “Casa Grande” del escritor chileno Luis Orrego Luco. Es una novela escrita a fines del siglo XIX y comienzo del XX. Retrata de manera fiel los usos y costumbres de la elite social de Chile de aquella época. El “oleo” resultó tan ajustado a la realidad que crispó los sentimientos y el orgullo de la aristocracia santiaguina. Orrego Luco desnudó su “afrancesamiento” y felonía, su afán de riqueza y vida de ocio. Su existencia hecha de distracciones y fiestas circulares y repetidas en el día a día, un torbellino de fatuidad permanente, de gentes falsas y egoístas. Jóvenes y niñas sin ningún tipo de norte y conciencia social, y una Iglesia Católica que cuando apareció el libro hizo un escándalo tan mayúsculo que obligó al autor a restarse de su presencia en público y a guardar silencio. Se le acusó de inmoral por presentar un romance que transitó hacia el matrimonio para luego terminar en divorcio. Este fue el detonante para la Iglesia. La crítica literaria además lo tachó al autor de conspirador (no obstante él pertenecer a la clase social acomodada) por intentar socavar las bases de un país que estaba en manos de una sociedad erigida en la sangre, el poder y el dinero.