Suicidas
Alejandro Cohen relata maravillosamente en El Europeo la carrera deportiva del lamentado James Barry, verdugo, o más exactamente colgador. Desgraciadamente el deporte de la horca no ha sido adoptado oficialmente en Francia. Sus aficionados se ven en la obligación de ser a la vez ejecutores y objetos del mismo, y nos atrevemos a decir que sus performances tienen apenas el alcance de un vicio solitario.