
Volver a las andadas, de Ricardo Doménech
Confieso que nada había leído de Ricardo Doménech (1938-2010) hasta que Volver a las andadas, editado por Menoscuarto, llegó a mis manos. Doménech no fue en absoluto un diletante de las letras: compaginó la creación literaria con el periodismo, la docencia, la crítica y la investigación –todo ello con tan buen oficio que la primera de las tareas citadas quedaría, como ocurre tantas veces, ensombrecida.
Cinco son los libros de cuentos que publicó Doménech: La rebelión humana (1968), Figuraciones (1977), La pirámide de Khéops (1980), Tiempos (1980) y El espacio escarlata (1988). El título que centra estas líneas, Volver a las andadas, es una selección de sus cuentos en una edición preparada por Rebeca Martín, que firma también la introducción con el título sugestivo: “El minotauro del tiempo: los cuentos de Ricardo Doménech”, un breve ensayo muy de agradecer entre los lectores que, insisto, desconocíamos la obra y vida de este escritor murciano.
Los cuentos seleccionados muestran la evolución por la que pasaría su autor. El primero de ellos, “Los braceros”, Premio Nacional de Cuentos “Biblioteca Grabriel Miró” en 1960, narra los desencuentros de un matrimonio a punto de inanición que se echa a recorrer los pueblos de la precaria España franquista para tratar de encontrar un humilde trabajo con el que sacar la familia adelante. Un cuento que por su temática e intensidad recuerda a la novela Las uvas de la ira, de John Steinbeck, publicada en 1939. Especialmente significativo es el cuento “La buena suerte”, también en la línea de reivindicación social de “Los braceros”, que revela un panorama desalentador, determinista, en el que las clases sociales desfavorecidas no pueden soñar siquiera con un golpe de buena suerte.
Conforme avanza la lectura del libro, nos vamos encontrando con nuevas propuestas cuentísticas, como la que nos ofrece “Los vecinos”, que narra la cotidianidad de una pareja cuyos vecinos se muestran más quisquillosos de lo admisible, y donde el realismo inicial acaba poniéndose al servicio de un final fantástico que nos obliga a leer el cuento con nuevos ojos. O el cuento “Volver”, un regreso a los orígenes que parecen condenados a un final dramático. En “Testigo imparcial”, Doménech echa mano de la situación inusitada, no exenta de cierto humor, ese humor que abundará en “El tiempo”, el último de los cuentos, en el que un profesor sufre un síndrome que le hace encerrarse en su escritorio y, con la excusa de hacer limpieza de tantos papeles, acaba enfrascándose en la tarea de responder cartas… recibidas veinte años antes.
Volver a las andadas es una gran carta de presentación de un autor que merecía llegar al gran público de narrativa breve de hoy (si acaso eso existe), un libro de relatos de fácil lectura, nada retórico ni ensimismado, tan duro como ameno, de temática rural unas veces y urbana otras, que supone en segunda instancia un friso del cuento español desde los años 50 hasta finales de los 80.
Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de estilo
Título: Volver a las andadas
Autor: Ricardo Doménech
Género: Cuentos
Primera edición: 2006
Edición comentada: Menoscuarto
Edición e introducción: Rebeca Martín
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