
Retratos y encuentros, de Gay Talese
Gay Talese (Ocean City, 1932), escritor estadounidense nacido en una familia de emigrantes italianos, es tan célebre por sus novelas (Honrarás a tu padre, Vida de un escritor, Los hijos…) como por su faceta periodística, que es su vocación y para la que está dotado de un especial talento. En el devenir de su trabajo, sus crónicas fueron adquiriendo una calidad literaria que sobrepasaba lo meramente informativo y por la que es considerado un maestro.
Retratos y encuentros es una recopilación de sus mejores reportajes, en los que nos ofrece una radiografía de la sociedad de su país, de la vida cotidiana, de la intrahistoria de los personajes en sus triunfos y en su declive…
En el artículo “Nueva York, ciudad inadvertida” el autor hace una descripción de sus trabajadores: ascensoristas, policías, porteros, taxistas, limpiabotas; de la soledad en medio del gentío, de mendigos y suicidas y, también, de gatos callejeros y de hormigas. Una visión lúcida e impensable de la ciudad en sus aspectos menos conocidos.
En “Frank Sinatra está resfriado”, quizás el mejor reportaje que se haya hecho sobre un cantante, Talese nos ofrece datos de la vida de Sinatra, de sus éxitos, de su generosidad, de sus contradicciones, y nos hace una semblanza tanto del artista como de la persona.
En “Buscando a Hemingway” trata de esa generación de esnob, de nocherniegos y bohemios que iban en busca de esa otra generación perdida de norteamericanos en el París de la primera mitad del siglo XX, que se fijaban en los aspectos superficiales de la existencia de éstos, en la juerga permanente que les rodeaba y en sus ganas de vivir más que en sus logros literarios.
Gay Talese nos cuenta en el resto de los artículos recogidos en Retratos y encuentros la vida de boxeadores y otras estrellas del deporte, de actores, de escritores…, así como sus inicios como periodista.
Aparte de su acierto en la descripción de personajes y ambientes, destaca su capacidad para ir a lo más relevante de las historias que escribe y el hecho de tratarlas desde el lado más humano, con ternura, excusando a la persona de sus posibles errores o miserias por las circunstancias que la rodean.
