¿Merece la pena presentar libros* en los tiempos de Facebook, Twitter e Instagram? Dos personas del medio –un editor y un escritor– me han dicho por separado que no tiene demasiado sentido.
Yo, sin embargo, tengo mis dudas.
No comparto la fascinación de algunos escritores por presentar libros en las ferias del libro (cuanto más grandes, menos me gustan; la de Madrid, por ejemplo, es un horror: me recuerda a Mercamadrid cuando iba con mi padre a comprar pescado, solo que en vez de pescado se venden libros… y escritores). Pero presentar un libro en “intimidad”, ante un grupo reducido de personas –lectores, amigos y algún que otro despistado–, me sigue motivando. Y lo digo al margen de que se vendan pocos o muchos libros’ –por lo general, lo primero. Si digo que merece la pena, es pensando en el acto en sí. Reunir a diez, quince, treinta o sesenta personas que se toman la molestia de acudir a una librería, un pub o una biblioteca para acompañarte sigue siendo algo digno de tener en cuenta. Un acto de estas características, al margen de grandes fastos, donde si siquiera se ofrecen vino y croquetas, todavía mantiene cierta pureza literaria.
Casi tanto como el acto de leer el libro en soledad, que es donde la literatura alcanza su verdadera dimensión…
Francisco Rodríguez Criado es escritor, corrector de estilo y editor de varios blogs enfocados a la literatura y el lenguaje (Corrección y Estilo, Grandes Libros, Narrativa Breve, Escribir y Corregir, Corrector Literario…).
