Relato corto de Isaac Singer: La llave
Hacia las tres de la tarde, Bessie Popkin comenzó a prepararse para salir a la calle. Salir de casa comportaba muchas dificultades y problemas, especialmente en los ardientes días de verano. En primer lugar, Bessie Popkin tenía que enfundar su obeso cuerpo en el corsé, luego calzarse a presión los hinchados pies, y también tenía que peinar su cabellera, que Bessie se teñía en casa, y que le crecía siempre enmarañada y mostraba mechas de todos los colores, amarillo, negro, gris y rojo entre otros. Luego, debía adoptar las precauciones precisas para que sus vecinos, aprovechando su ausencia, no entraran en la casa y le robaran lencería y vestidos, así como sus documentos, o bien lo revolvieran todo, de modo que, luego, Bessie no encontrara mil cosas que le hacían falta constantemente.