1. ¿Cuándo comenzaste a escribir y con qué pretensiones?
Llevo escribiendo desde que era muy joven, sobre todo relatos y reflexiones sobre el mundo que nos rodea. Recién cumplidos los treinta años, me animo, por primera vez, a participar en concursos literarios y hacer públicos mis escritos a través del blog y las redes sociales. Supongo que deben confluir muchas situaciones para adentrarte en el mundo de la escritura, al menos en mi caso. No recuerdo qué me dio el valor necesario, pero dudo que fuera una única cosa.
Nunca lo hice con ninguna pretensión concreta. Escribo porque me gusta y porque tengo cosas que decir y contar. Siempre he admirado a los autores de los libros que me han impactado. No tengo ningún otro objetivo, más allá de levantar las ampollas necesarias que conlleva escribir. Lo demás viene solo y lo recibo como llega, para bien y para mal. Forma parte de mi aprendizaje como escritor.
2. ¿Planificas los libros antes de sentarte a escribirlos o surgen sobre la marcha, al hilo de tus pensamientos, sin planificación?
Ninguno de mis libros o escritos ha sido planificado. Unos textos van surgiendo en determinadas situaciones, el resto quedan a la espera de disponer del tiempo y la inspiración necesaria para representar la idea y cumplir el objetivo. En otras ocasiones lo hago para trabajar nuevos géneros literarios, ahí me reto a modo de juego con mi padre.
Por ejemplo, mi primer libro, Cuentos sin retorno, es una recopilación de cuentos y relatos que afloran al hilo de mis pensamientos y vivencias durante un año y medio. Después, recogí y seleccioné una veintena de ellos que decidí autopublicar. No existió ninguna planificación.
La novela, que acaba de salir a la venta, nace inicialmente como uno de los cuentos del primer libro, pero escribo sobre la marcha, motivado por varias conversaciones del texto original con mi amigo Javi. A medida que hablamos, empiezo a tomar ideas y organizo una historia que va adquiriendo forma. Entre tanto, no dejo de leer y escribir hasta que, finalmente, el resultado es un nuevo libro.
3. ¿Cuál es tu género preferido como escritor y cuál como lector?
Mi género preferido como escritor es el relato en todas sus extensiones, quizá porque es en el que me encuentro más cómodo. Es un tipo de narrativa que tengo muy trabajada.
Escribir una novela ha sido un reto personal y no me cabe duda de que no será el último. Es mi género preferido como lector, de ahí que quiera continuar creciendo y aprendiendo en este tipo de obras, pero no me cierro a nada, ni como lector ni como escritor.
4. ¿Escribes pensando en un lector específico o crees que cualquier persona es un lector en potencia de tu obra?
No he pensado jamás en un público determinado. Lo cierto es que no escribo para nadie. Como dice mi amigo y admirado Alonso Guerrero: «Escribo para un público que no me lee». Es una forma idónea de expresar que escribo lo que me apetece sin pensar en las consecuencias o quién lo leerá.
5. ¿Te costó mucho encontrar editor para tu primer libro?
Con mi primer libro obtuve un accésit con una editorial en la que me hacía (y hace) especialmente ilusión publicar: De la Luna Libros. Es una editorial con más de 25 años de historia y forma parte imprescindible de la cultura extremeña.
El problema es que tenía muy clara la idea del libro y preferí autopublicarlo, a pesar de que pudiera penalizarme como futuro escritor. No me arrepiento de ello, puesto que considero que hay mucho tiempo para hacer de todo.
6. ¿Qué opinas de los muchos premios literarios que se convocan hoy día?
No me hizo falta presentarme a muchos concursos para ver que los premios literarios no son para escritores desconocidos. Al menos aquellos que otorgan compensaciones económicas, que son los de mayor reconocimiento.
Mi opinión sobre cualquier tipo de premio es (y será) que son necesarios, sobre todo para la cultura. Y cuantos más existan, mucho mejor.
Quizá hoy en día se convoquen muchos premios literarios, pero eso indica que cada vez hay más escritores o aspirantes a ello, independientemente de su calidad. Lo verdaderamente importante, más allá del número de certámenes, es que los que se convoquen otorguen el premio a los autores que realmente lo merezcan, y no a los escritores más reconocidos o que mayor número de ventas puedan generar meramente por su nombre o condición. La idea de un premio debe ser reconocer a los autores, así adquirirá mayor prestigio al certamen.

7. ¿Vivir de la literatura es una utopía?
Sobrevivir en estos tiempos ya es casi una utopía. Si al concepto de quimera hay que añadir la premisa de la literatura como una forma de ganarse la vida, creo que la parte improbable se acerca más al imposible.
En cualquier caso, como narro en mi novela La facultad inútil, para mí, vivir de la literatura es una distopía.
8. ¿Qué diferencias encuentras entre el mundo editorial de tus inicios como escritor y el actual?
Aún soy un escritor novel y no tengo suficiente bagaje en el mundo editorial, pero es fácil percibir que está cambiando mucho, sobre todo en beneficio de las grandes editoriales.
Veo imprescindible que a las pequeñas editoriales se les proporcionen los medios necesarios para poder continuar desempeñando su excelente trabajo. El mundo editorial actual está muy ligado a las nuevas tecnologías, pero la adaptación requiere de una transición sin distinción y apoyar a aquellos que menos recursos tienen. Esta es una labor de todos, incluidos los lectores y los escritores.
9. ¿En qué medida crees que pueden ayudar las redes sociales a difundir la obra de un escritor?
Las redes sociales son herramientas muy potentes para publicitar y difundir las obras de un escritor. Me considero un fiel defensor de estos recursos, en cuanto a todo lo que a cultura se refiere. También, debido a mi trabajo, tengo muy presente su utilidad y repercusión.
Hoy en día, las redes sociales nos proporcionan una gran visibilidad de lo que sucede a nuestro alrededor. Es fundamental tomar conciencia y sacarles partido de la mejor forma posible. Lo más importante es hacer un uso correcto, medido y responsable de las mismas, pero, en lo que a la difusión de obras se refiere, no se me ocurre una mejor forma de conseguirlo.
10. ¿Qué opinas del libro digital?
Es una alternativa más, pero no es de mis favoritas. Defiendo a capa y espada el libro en papel, aunque opino que deben existir todas las opciones posibles para la lectura. La literatura también tiene que adaptarse a los nuevos tiempos. Después, cada uno elige con qué se queda, bien por comodidad o por gusto.
11. ¿Qué opinas de la autoedición?
La autoedición es una opción útil para los escritores, sobre todo para los noveles. El proceso de edición de mi primer libro la realicé íntegramente, ayudándome de varios amigos y leyendo sobre el tema. Me sirvió para conocer en qué consiste el arte de confeccionar, editar y publicar un libro. Requiere de mucho trabajo y conocimientos, pero disfruté del proceso.
También está la opción de optar por editoriales de autoedición, que realizan el trabajo de intermediarios para publicar. No estoy en contra de estos medios. Existen y pueden utilizarse para obtener visibilidad, pero hay que saber elegir, puesto que para las editoriales no es más que un negocio muy lucrativo.
Me gusta la diversidad a todos los niveles. Siempre es una suerte disponer de varias opciones para elegir, pero, sobre todo, hay que saber escoger la más adecuada en cada circunstancia, libro y escritor. Esto no está reñido con defender la edición tradicional, de la que todos queremos formar parte. No creo que ningún escritor opte por la autoedición si no es la única elección que le queda o se trate de una decisión particular para poder materializar su obra.
12. ¿Consideras positivos los talleres de escritura creativa o piensas que no se puede enseñar a escribir?
Cualquier aprendizaje debe ser valorado positivamente. Escribir no sé si se enseña, es un tema sobre el que podría extenderme en exceso. Ahora, por suerte, aprendemos a escribir desde pequeños, pero convertirse en escritor no es lo mismo que saber escribir. Escribir es una tarea de continuo aprendizaje que puede ocuparte una vida entera. Después hay que sumar las capacidades y situaciones de cada uno, que también deben tenerse en cuenta. En cualquier caso, considero muy relevante recibir las nociones y consejos de otras personas, así como conocer e intercambiar experiencias de escritores con más recorrido. Esto, al igual que leer mucho, son para mí imprescindibles para progresar en cualquier ámbito, sobre todo en el caso de la escritura.
13. Con el paso de los años algunos escritores acaban eliminando ciertos títulos de su semblanza. Aunque no precisamos conocer el nombre, ¿hay algún libro de los tuyos que te satisficiera en tus inicios, pero que ahora preferirías no haber escrito?
De momento no. Solo tengo dos libros publicados y a ambos les tengo mucho cariño. Quizá en algunos años pueda darte algún título, pero lo dudo. Aunque reconozco que soy muy exigente y, en días puntuales el cansancio, durante las revisiones y correcciones, los dos títulos me han provocado cierta apatía. Aun así nunca renegaría de ellos. Resulta muy complejo para un escritor dar una obra por finalizada, por lo que, en algún momento, tiendes a abandonarla. Cuando puedes verlo con perspectiva, como todo en esta vida, son una creación tuya, un hijo literario del que no creo que pueda desprenderme. Y menos aún eliminar su título de mi semblanza.
14. Para ese lector que aún no ha leído nada tuyo, por favor, recomiéndanos uno de tus libros. Cuéntanos brevemente cómo fue el proceso de creación y por qué has elegido ese título y no otro de cara a nuevos lectores de tu obra.
Tengo que recomendar La facultad inútil, mi publicación más reciente. Esta novela se fraguó, como he dicho antes, a raíz de uno de los textos que iba a formar parte de libro de cuentos. Cuando surgió la idea, me pareció una historia muy interesante para seguir escribiendo y poder cumplir con el reto de escribir una novela. El resultado ha sido una distopía basada en las posibles consecuencias que ocasionaría la interacción de los seres humanos con la IA (Inteligencia Artificial). La obra es un alegato en defensa de la amistad, del libro de papel y de la ilusión por conseguir objetivos personales.
Escogí el título de La facultad inútil como un juego de palabras dentro del propio libro. En la novela se propone un futuro en el que la IA ha evolucionado para hacernos más felices. En este contexto, la inteligencia, como facultad humana, roza la inutilidad. Generalmente tendemos a desfigurar aquello sobre lo que más pensamos y las herramientas que nos facilita la tecnología reducen nuestras capacidades por la falta de uso.
15. Recomiéndanos, por favor, dos libros cuya lectura te haya impactado. Uno de un autor clásico y otro de un autor contemporáneo. (Da igual el género).
Elegir únicamente dos títulos no me resulta nada sencillo, pero optaré por dos libros que me han marcado mucho. Como obra clásica recomiendo La metamorfosis, de Kafka. En el ámbito contemporáneo optaré por el escritor extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal y su obra Nemo.
Muchas gracias. Te deseamos mucha suerte en todos tus proyectos literarios.
Nota bibliográfica:
Juan Manuel Ramírez nace en Mérida en 1982, aunque es natural de Almendralejo (Badajoz), ciudad en la que reside hasta finalizar sus estudios de Bachillerato.
En 1999 regresa a Mérida para realizar la carrera de Telemática. Al terminar su formación, se traslada a Madrid para trabajar como ingeniero de telecomunicaciones en una multinacional.
Sus primeras incursiones en el cuento y el microrrelato aparecen en la Fundación César Egido (Museo de la palabra), El club de las letras, Escritura Cursiva y Diversidad Literaria.
En 2018 ve la luz su primer libro de relatos, Cuentos sin retorno, descrito por la crítica como un «hallazgo». La obra recibe un accésit en la editorial De la luna libros, pero finalmente es autopublicado.
Colabora asiduamente en varias plataformas online de contenido literario y, desde 2019, pertenece a la Asociación de Escritores Extremeños (AEEX).
Además de textos narrativos de ficción, ha hecho incursiones puntuales en poesía, ensayo y artículos de opinión en el periódico regional HOY, muchos de ellos recogidos en su blog.
La facultad inútil es el salto del escritor a la novela. Una distopía basada en las posibles consecuencias que ocasionaría la interacción de los seres humanos con la IA (Inteligencia Artificial). Obra que, sin lugar a dudas, no dejará indiferente al lector.
Juan Manuel Ramírez Paredes
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