El delito de la lluvia, de Paloma González Rubio
El tema del apocalipsis nos tiene acostumbrados a una serie de películas, cómics y novelas de segunda categoría sin más objetivo –noble, en opinión de sus seguidores– que el de meternos miedo en el cuerpo. No es el caso de El delito de la lluvia (La Discreta, 2014), ambiciosa novela de Paloma González Rubio que enfoca el apocalipsis no como un simple destino narrativo sino como una vía de introspección para reflexionar sobre la esquinada condición humana y sobre la frontera que separa la realidad de la ficción.
La novela narra el día del fin del mundo a partir de dos personajes, Fabio, un expolicía que ha inspirado las exitosas novelas de Julia, su esposa, y Ángela, la mujer que se encarga de llevarlo en coche a una conferencia. Dos extraños que se ven obligados a compartir la más íntima de las situaciones que cabría esperar: la de la hecatombe final.
El delito de la lluvia no es una novela de peripecias (aquella que defendían Borges y Bioy Casares) sino psicológica, tan del gusto de Ortega y Gasset. Anticipo pues que en estas páginas se nos convoca –con una prosa impecable– más al debate intelectual que a la acción por la acción; lo que está en juego no son piruetas narrativas sino el reflejo sin distorsión del espejo cruel, empeñado en mostrarnos esas transgresiones (grandes o pequeñas) que “todos cometemos jugando con los límites”.
El delito de la lluvia es un libro perturbador no porque nos sitúe en el escenario del fin del mundo sino en otro igual de intimidante, el de nuestro lado más oscuro, donde hemos de enfrentarnos, sin escapatoria posible, a nuestros delitos inconfesables.
Ficha técnica
Título: El delito de la lluvia
Autor: Paloma González Rubio
Editorial: La Discreta
1ª Edición: 2014
ISBN: 978-96322-65-3
Entrevista a Paloma González Rubio
