Ciertamente en mis inicios encontré poca oferta de editoriales dispuestas a confiar en un desconocido, ahora en algo menos de diez años, la situación se ha dado la vuelta como un calcetín. Hay un exceso de editoriales dispuestas a publicar cualquier cosa de cualquiera. Esto hace que tengamos que cambiar nuestra percepción de lo que supone que un libro se publique en papel. Ahora no hay filtro, mi generación y las que me precedieron crecimos con el convencimiento de que algo que ha sido publicado por una editorial merece la pena, tiene unos mínimos de calidad. Hoy en día, la reducción en los costes de impresión hace que se puedan imprimir pequeñas tiradas y eso provoca que las editoriales tramposas no arriesguen al publicar un libro.
1 ¿Cuándo comenzaste a escribir y con qué pretensiones?
Comencé a escribir ficción hace una década. Todo se debió a la casualidad, un día leyendo un suplemento de un periódico, encontré un concurso de microrrelatos. Gané el concurso. Claro, eso me animó a seguir escribiendo. Fue una especie de flechazo. En principio escribía como simple entretenimiento, pero pronto sentí la necesidad de que otros leyesen lo que escribía y por tanto de publicar.
2 ¿Planificas los libros antes de sentarte a escribirlos o surgen sobre la marcha, al hilo de tus pensamientos, sin planificación?
No planifico nada. La isla de las Culebras por ejemplo, surgió de una visita a las islas Columbretes, un lugar mágico frente a las costas de Castellón. Sentí la necesidad de escribir algo sobre aquel lugar. Pero no tenía pensado que fuera una novela, ni mucho menos una novela que algunos consideran histórica (un terreno en el que nunca me había adentrado). Simplemente imaginé una situación: Una fragata huyendo hacia esas islas con un capitán cometiendo una traición. Nada más, dejé que la historia fluyera. Lo que nació como un simple relato fue creciendo, siempre sin planificar más allá de lo que podría suceder en cada capítulo. La historia creció con libertad, hasta el punto de que personajes que hice aparecer con cometidos casi irrelevantes, se revelaron y terminaron por ser fundamentales en la trama. Es probable que esta forma de escribir favorezca la creatividad, pero lo que sí sé es que genera muchas dificultades en el proceso posterior de revisión.
3 ¿Cuál es tu género preferido como escritor y cuál como lector?
Aunque mi última experiencia con La isla de las Culebras me ha apasionado, creo que con lo que de verdad disfruto es escribiendo relatos. De todos modos creo que son fases, en un momento dado me puedo volver a sentir atrapado por los personajes de un relato y sentir la necesidad de seguir escribiendo sobre ellos.
Como lector he de reconocer que las novelas me gustan mucho. Me gustan en general, las de no más de 300 páginas. En los últimos tiempos me da la impresión que muchas novelas hinchan sus páginas un poco artificiosamente para justificar el precio y creo que es un error. Quizá sea porque escribo microrrelatos, y en ellos hay que ir al grano, pero no me gusta que me cuenten cosas insulsas o sin interés en las novelas.
Sobre géneros no me restrinjo a ninguno en particular. Cuando una novela es buena, es buena y da igual que la clasifiquen como romántica, histórica, de aventuras, policiaca… Me parece peligroso poner etiquetas a las novelas, porque muchas veces eso supone un prejuicio para los lectores.
4 ¿Escribes pensando en un lector específico o crees que cualquier persona es un lector en potencia de tu obra?
Si no planifico lo que voy a escribir, imagínate planificar para quién voy a escribir. En absoluto. Puede ser interesante centrarte en un tipo concreto de lectores, si tu objetivo único es asegurar las ventas, pero a costa de asumir la limitación creativa que eso supone. Si antes de ponerte a escribir decides el número de páginas, la temática, el lector potencial… estás poniendo trabas a la creatividad.
5 ¿Te costó mucho encontrar editor para tu primer libro?
Pues mi primer libro, Fábulas efímeras, creo que es el que menos me costó convertir en papel. Soy profesor y presenté un proyecto de un recopilatorio de relatos con un enfoque didáctico para trabajar en clase la educación en valores. Es incongruente con lo que te he contestado en tu anterior pregunta, este libro, al contrario que el resto iba dirigido a un lector muy concreto (quizá por eso es el que menos me costó publicar). En mi defensa he de decir que todos los relatos del libro estaban ya escritos antes de que surgiese la posibilidad de publicar el libro, es decir no estaban escritos para ese libro.
6 ¿Qué opinas de los muchos premios literarios que se convocan hoy día?
Para mí, al principio de mi aventura literaria, supusieron un aliciente para escribir. Los premios que he ido ganando suponen para mí una afirmación en lo que escribo. Por ejemplo con mi último libro; Jo, ara (el primero que escribo en valenciano) acabo de ganar el Premio de Narrativa Breve Josep Pascual Tirado de 2016 y claro, comenzar con una lengua diferente, y a las primeras de cambio ganar un premio de cierto prestigio, te da seguridad en lo que estás escribiendo.
Otro certamen que supuso un impulso en mi carrera fueron los Premios de la Crítica Literaria Valenciana de 2010 en los que quedé finalista con Catálogo de excusas para seguir vivo (o para estar muerto).
De todos modos, como casi todo en la selva en la que se está convirtiendo el mundo literario, los premios literarios no están exentos de peligros. Muchos no se basan en la calidad literaria y esconden una forma de negocio que juega con la ilusión de los participantes.
7 ¿Vivir de la literatura es una utopía?
No es una utopía. Lo primero es proponerse vivir de ella. Algo que yo ni me planteo, porque lo primero que tendría que hacer es dejar de escribir lo que me diera la gana y empezar a pensar en lo que me haría ganar dinero.
Es complicado vivir de ella porque cada vez se lee menos y cada vez se escribe y se publica más. A ver cómo consigues meterte en esa ecuación y que el resultado final no sea negativo.
Por ejemplo si lo que pretendes es vivir exclusivamente de derechos de autor o de autoeditarte, te vas a encontrar con una competencia gigantesca.
Creo que si alguien se plantea vivir de la literatura. Lo primero que debería es escribir con un mínimo de calidad, eso por descontado. Partiendo de esa premisa lo que yo le recomendaría es diversificar. Escribir libros, publicarlos (hoy en día es fácil porque hay un exceso de editoriales y la autoedición es una posibilidad en muchas ocasiones más digna que dejar que te editen algunas pseudoeditoriales), además de eso tratar de colaborar con periódicos, revistas y por último completar los ingresos presentándote a concursos.
Con todo no es fácil que al final el saldo fuese positivo, pero con talento y esfuerzo todo es posible.
8 ¿Qué diferencias encuentras entre el mundo editorial de tus inicios como escritor y el actual?
Ciertamente en mis inicios encontré poca oferta de editoriales dispuestas a confiar en un desconocido, ahora en algo menos de diez años, la situación se ha dado la vuelta como un calcetín. Hay un exceso de editoriales dispuestas a publicar cualquier cosa de cualquiera. Esto hace que tengamos que cambiar nuestra percepción de lo que supone que un libro se publique en papel. Ahora no hay filtro, mi generación y las que me precedieron crecimos con el convencimiento de que algo que ha sido publicado por una editorial merece la pena, tiene unos mínimos de calidad. Hoy en día, la reducción en los costes de impresión hace que se puedan imprimir pequeñas tiradas y eso provoca que las editoriales tramposas no arriesguen al publicar un libro.
Los autores tenemos una gran parte de responsabilidad en esta situación. Los que conocemos cómo funciona el sistema, deberíamos ir contra las editoriales que juegan con la ilusión de los escritores. Es muy frustrante encontrar publicaciones llenas de faltas de ortografía, mal maquetadas y con portadas que dejan mucho que desear. Libros en los que incluso puede que los autores hayan colaborado económicamente para su publicación.
9 ¿En qué medida crees que pueden ayudar las redes sociales a difundir la obra de un escritor?
Este es otro tema al que tenemos que adaptarnos todos. No me gustan las redes sociales, las utilizo solo por mantener cierta visibilidad. Hoy en día por desgracia todo depende de la imagen. En los libros lo más importante debería ser su contenido, su texto. Pero en el éxito comercial, da la impresión que es mucho más importante todo lo demás y en una medida muy relevante es fundamental saber moverse por las redes sociales y dedicar tiempo a ellas (tiempo que debes restar a escribir, corregir…). Es el mundo en el que vivimos un mundo en el que la realidad virtual, para muchos, es tanto o más importante que la vida real.
10 ¿Qué opinas del libro digital?
Por una parte pienso que puede suponer a medio plazo la posibilidad de que más gente lea. Eso es positivo. La parte negativa, sin duda, es la piratería y el fomento del todo gratis. El hecho de que los libros que más fácilmente se puedan descargar gratis sean los best-sellers tampoco me parece una buena noticia, porque eso significa que ese tipo de lector no va a dedicarse a leer otro tipo de literatura menos estándar. Ninguno de mis libros está en formato digital y nunca me he planteado que estén. Quizá en un futuro cambie de opinión pero de momento pienso que es la mejor forma de prestigiar y defender mi obra.
11 ¿Qué opinas de la autoedición?
La autoedición es una opción digna. En ocasiones mucho más digna que caer en manos de editoriales que piden una colaboración económica al autor, o que directamente ejercen como meras impresoras del texto que el autor les entrega, sin dedicar un mínimo esfuerzo (muchas veces limitándose a pasar el corrector del procesador de textos). Mi segundo libro me lo autoedite y me siento muy orgulloso de él.
12 ¿Consideras positivos los talleres de escritura creativa o piensas que no se puede enseñar a escribir?
Los considero interesantes como excusas para escribir. En dos momentos puntuales he tenido la necesidad de participar en estos talleres por encontrarme en un momento de apatía hacia la escritura y con esos talleres he vuelto a recuperar las ganas de escribir. Soy en todo caso escéptico con los talleres que van mucho más allá de fomentar que sus alumnos escriban de un modo libre. No hay recetas magistrales y si las hay provocan una estandarización de la literatura. Creo que la literatura, como muchas otras representaciones artísticas, deben guiarse por la libertad del autor en las herramientas de las que dispone. En este caso las palabras.
13 Con el paso de los años algunos escritores acaban eliminando ciertos títulos de su semblanza. Aunque no precisamos conocer el nombre, ¿hay algún libro de los tuyos que te satisficiera en tus inicios, pero que ahora preferirías no haber escrito?
No tengo la suerte de haber alcanzado esa “madurez”, creo que estoy todavía evolucionando y no me ha llegado ese desapego hacia lo escrito. Aunque una cosa que no suelo hacer es volver a leer mis libros una vez publicados, quizá si lo hiciera renegara de alguno de ellos.
14 Para ese lector que aún no ha leído nada tuyo, por favor, recomiéndanos uno de tus libros. Cuéntanos brevemente cómo fue el proceso de creación y por qué has elegido ese título y no otro con vistas a nuevos lectores de tu obra.
Mis cuatro recopilatorios de relatos: Fábulas efímeras, Catálogo de excusas para seguir vivo (o para estar muerto), Cuando la vida se pone perra y Jo, ara son la mejor forma de acercarse a mi forma de escribir y a las temáticas que tradicionalmente abordo, pero si tengo que contar un proceso creativo, sin duda mi novela La isla de las Culebras que transcurre durante la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis puede ser más interesante.
Como comentaba surgió como un relato que no supe cómo terminar. Me dejé llevar por la situación planteada en el inicio y dejé fluir la historia. En un momento dado tenía ya un volumen considerable y me di cuenta de que todavía no lo había ubicado ni geográfica, ni históricamente. Eso fue interesante porque tuve que hacer una especie de cásting histórico y geográfico; buscar un momento histórico y un lugar en el que lo que había contado pudiese haber sucedido. Dudo que ese sea el sistema habitual para escribir una novela histórica, ya que complica el posterior trabajo de revisión.
15 Recomiéndanos, por favor, dos libros cuya lectura te haya impactado. Uno de un autor clásico y otro de un autor contemporáneo. (Da igual el género).
Hay dos libros que me impactaron y que suponen para mí un referente. El primero es Crimen y Castigo de Dostoievsky y el otro 1984 de Orwell. Esos podrían ser los clásicos que más me han influido. De escritores más contemporáneos me costaría mucho decidirme entre La carretera de Cormac McCarthy y Ensayo sobre la ceguera de Saramago.
Muchas gracias. Te deseamos mucha suerte en todos tus proyectos literarios.
Miguel Torija (Tortosa – 1972). Ingeniero Agrónomo y profesor de Tecnología. Es autor de una novela, La isla de las culebras (La pajarita roja editores, 2016 – finalista de los premios CEPA 2015) y cuatro recopilatorios de relatos: Fábulas efímeras (Conselleria d’Industria, 2010), Catálogo de excusas para seguir vivo (o para estar muerto) (2011 – Finalista de los XXII premios de la Crítica Literaria Valenciana), Cuando la vida se pone perra (Unaria, 2013) y Jo, ara (Unaria, 2016 – Ganador del XVII Premio de Narrativa Breve Josep Pascual Tirado) . Algunos de sus relatos han tenido éxito en reconocidos concursos y aparecen en diversas antologías. Organiza, desde 2012, la Primavera de Microrrelatos Indignados en su blog La colina naranja. Web | Facebook
Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de estilo y trabaja como redactor de contenidos para publicaciones de diversa temática. Su blog Narrativa Breve es uno de los espacios literarios más leídos en lengua castellana. El diario Down, testimonio literario sobre la paternidad y el síndrome de Down, es su último libro. (Web) (Facebook).
