1. ¿Cuándo comenzaste a escribir y con qué pretensiones?
Empecé a escribir de pequeño, y la pretensión fue la de contar historias, de la misma forma que lo hacía el cine o las series de televisión, usando como formato el folio en blanco. Siempre me gustaba fabular e imaginarme historias de personajes y con una temática de aventuras, y el formato del papel es algo que estaba ahí disponible para hacer volar la imaginación.
2. ¿Planificas los libros antes de sentarte a escribirlos o surgen sobre la marcha, al hilo de tus pensamientos, sin planificación?
En el caso de la novela “Riaño” había un camino necesario, porque está inspirada en una historia real, y por eso tiene pautas por las que hay que pasar. Sin embargo, otra cosa es la vida de los personajes. Ahí la planificación pudo ser más libre, sobre todo porque estamos hablando de vidas que no lo tienen claro, son personajes que se enfrentan a lo que les depara la vida urbana y moderna.
3. ¿Cuál es tu género preferido como escritor y cuál como lector?
Mi género preferido, como escritor y como lector, es la ausencia de un género específico, porque las novelas más chocantes en una vida son las que no enseñan o no se enmarcan en una determinada corriente. Sin embargo, como la historia es importante para la vida de las personas, la novela histórica del siglo XX es la referencia, porque este siglo está lleno de cuestiones que preocupan a las personas en el momento actual, y me gusta también apoyarme en la historia. También las historias relacionadas con las relaciones humanas.
4. ¿Escribes pensando en un lector específico o crees que cualquier persona es un lector en potencia de tu obra?
Escribo para un lector general, interesado en algo para entretenerse, pero a la vez con un interés en sentirse reflejado de alguna forma. Ese lector tiene que tener, si acaso, una afición por las realidades humanas, o por la actualidad. Para un escritor, lo importante es llegar a las personas. Al principio escribía pensando en deslumbrar o impresionar al lector, pero eso pienso que es un error que cometen muchos principiantes. Pienso que la novela “Riaño” puede gustar a mucha gente, porque se pueden sentir identificados no solo con la visión del pasado en el mundo rural, sino con las relaciones románticas y de amistad de sus personajes, son cosas por las que todo el mundo pasa.
5. ¿Te costó mucho encontrar editor para tu primer libro?
La editorial Fanes me contestó al tiempo de mandar el manuscrito, y me dijeron que estaban interesados. Una cosa importante es no tener prisa por publicar, y aprender con el paso de los años. Ante un rechazo editorial, en años pasados, se puede pensar que es una injusticia, pero esto es una equivocación. Si ha sido rechazada la obra no pasa nada, es cuestión de tiempo y de seguir aprendiendo.
6. ¿Qué opinas de los muchos premios literarios que se convocan hoy día?
No suelo participar en premios, aunque sí he acudido a alguno de ellos, consiguiendo por ejemplo un Accésit en el certamen “La flor del Almendro”, de La Fregeneda. El mayor premio posible es conseguir llegar a los lectores.
7. ¿Vivir de la literatura es una utopía?
Es una utopía vivir de la literatura, al menos solo de vender novelas. Otra cosa es dedicarse a cuestiones relacionadas con la literatura, o con la redacción. Los autores con la literatura como seña de identidad de sus vidas, siempre la tendrán ahí presente, por eso me gustaría dedicarme a algo relacionado con la comunicación escrita. Se debería valorar más a la literatura por sus aplicaciones en el mundo práctico, ajeno al arte.
8. ¿Qué diferencias encuentras entre el mundo editorial de tus inicios como escritor y el actual?
Desde pequeño, en los años ochenta, el mundo ha cambiado mucho y también el mundo editorial. Ahora prima más la inmediatez, y realmente la literatura es todo lo contrario. Es una actividad con personalidad propia, y va a velocidad lenta. Hay que tener presente que la literatura, aunque tenga un anclaje con el mundo comercial y de las ventas, tiene sus propias reglas y proceden de la tradición del arte en el pasado, y no se puede perder el romanticismo de los artistas.
9. ¿En qué medida crees que pueden ayudar las redes sociales a difundir la obra de un escritor?
Las redes sociales son importantes. Siempre es bueno no hacer esta tarea por uno mismo, sino encomendarse a personas con un hueco ya hecho en el mundo de las redes sociales, o de los blogs. Hay una estrategia basada en el spam, pero esto no suele dar buenos resultados, la mejor forma es hacer participar a las personas, y buscar la ayuda de los críticos y medios.

10. ¿Qué opinas del libro digital?
Hoy muchas personas, entre ellas yo, siguen prefiriendo el formato físico. El libro tiene una magia especial, unido a las librerías. El acto de leer se lleva bastante mal con la tecnología del presente, aunque esta tecnología tiene su gran parte, pero no en el hecho de leer. El libro físico es un objeto que siempre, en la historia, ha sido muy codiciado y querido.
11. ¿Qué opinas de la autoedición?
Me gustan más los proyectos compartidos por varias personas, para vencer a la soledad del escritor. No obstante, a veces subo a las plataformas de la Red algún relato para su difusión.
12. ¿Consideras positivos los talleres de escritura creativa o piensas que no se puede enseñar a escribir?
Los talleres de escritura creativa son interesantes, hay muchas cosas que se pueden enseñar dentro de la literatura, y además es necesario que los escritores practiquen mucho antes de publicar. En esos talleres, es bueno que uno de los aspectos más a trabajar sea el desarrollo de la intuición.
13. Con el paso de los años algunos escritores acaban eliminando ciertos títulos de su semblanza. Aunque no precisamos conocer el nombre, ¿hay algún libro de los tuyos que te satisficiera en tus inicios, pero que ahora preferirías no haber escrito?
No eliminaría, porque mi obra es todavía escasa. Sí que eliminaría el estilo un tanto barroco de los comienzos, creo que es un defecto de los escritores en la primera etapa, cuando empiezan a escribir, al principio me olvidé de que lo importante en un novelista es contar historias y atrapar al lector.
14. Para ese lector que aún no ha leído nada tuyo, por favor, recomiéndanos uno de tus libros. Cuéntanos brevemente cómo fue el proceso de creación y por qué has elegido ese título y no otro de cara a nuevos lectores de tu obra.
Debo recomendar la novela “Riaño”, publicada por Fanes en este presente 2020. Era una historia poco conocida, muy relacionada con el mundo del campo, los embalses y los pueblos abandonados, en un choque con la vida urbana. También la recomiendo porque hay ficción histórica y ficción política, y el título hace referencia a los grandes reportajes de investigación.
15. Recomiéndanos, por favor, dos libros cuya lectura te haya impactado. Uno de un autor clásico y otro de un autor contemporáneo. (Da igual el género).
Voy a recomendar, como novela contemporánea, La fiesta del Chivo, de Vargas Llosa, aunque también es un clásico. Como novela clásica, 1984, de George Orwell.
Muchas gracias. Te deseamos mucha suerte en todos tus proyectos literarios.
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Miguel Hernández Paniagua
Nació en la provincia de Vizcaya en 1978 y se desplazó a Ciudad Rodrigo (Salamanca) en 1995. Desde las edades juveniles mostró interés por la literatura, presentándose a concursos y consiguiendo por ejemplo el accésit del certamen “La Flor del Almendro”, en el año 2008. Antes, publicó en el año 2000 la novela Instinto de eternidad, la cual pasó desapercibida. Siguiendo con las publicaciones, en 2011 apareció en una antología de microrrelatos de la Asociación Calle del Sol, de Santander. Escribió literatura para publicaciones provinciales, de Salamanca y Ciudad Rodrigo, como el periódico Tribuna de Salamanca. En el año 2020 publicó Riaño con la Editorial Fanes, con interés por parte de librerías y medios.
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