Cuestionario literario: José Manuel de la Huerga

José Manul de la Huerga

«Yo vivo de la literatura: me levanto temprano, con un libro en la mano. Voy a mis clases, con otro que leo con mis alumnos. Por la tarde escribo, leo. De vez en cuando participo en clubes de lectura o talleres de escritura. Siempre tengo en la cabeza algún proyecto: ahora un diario de clase que comenzaré a escribir con el nuevo curso. Vivo en la literatura, de la mañana a la noche». J.M.H.

1 ¿Cuándo comenzaste a escribir y con qué pretensiones?

Comencé a escribir poesía con siete años. Como ejercicio escolar. Aquella música me llamaba y  gustaba a quien la escuchaba, entonces seguí. Escribo para que me quieran, dejó dicho Gabriel García Márquez.

2 ¿Planificas los libros antes de sentarte a escribirlos o surgen sobre la marcha, al hilo de tus pensamientos, sin planificación?

Depende de cada libro. No es lo mismo poesía, que es una búsqueda al azar, a ciegas muchas veces, que la novela. Una novela como Pasos en la piedra (Menoscuarto, 2016) ha necesitado tres años de documentación y planificación. Levantar una ciudad es muy hermoso, pero también cansado, si se pretende escuchar las voces de muchos, el movimiento de los personajes que la levantan. Y sobre todo si la ciudad se encuentra en permanente estado de agitación, como esta en aquella España de 1977.

3 ¿Cuál es tu género preferido como escritor y cuál como lector?

Mi género es la escritura: escribo cuando tengo algo que poner por escrito, el género surge con su propia música interior. Pasos en la piedra, por ejemplo, es una caja: contiene descripciones de la ciudad y del río que la surca, y por supuesto conflicto entre personajes en un momento de voluntad de apertura para unos y de deseo de atrincheramiento para otros. Pero también lleva dentro poemas de enamorados y reflexiones sobre la búsqueda de un paraíso que todos los personajes persiguen, como si se tratara de un diario privado o un ensayo.

Leo siempre en paralelo narrativa, poesía y ensayo. La selección es fruto del azar, pero a veces hay encuentros muy felices, y sugerentes. Por ejemplo ahora, hoy: Formas de seguir abrazando, de José García Alonso, Cuentos de la montaña, de Miguel Torga, Nostalgia del absoluto, de George Steiner y Las inglesas, de Gonzalo Calcedo.

4 ¿Escribes pensando en un lector específico o crees que cualquier persona es un lector en potencia de tu obra?

Cuando estoy en un proceso de escritura, estoy dentro del texto, inmerso. No pienso en el lector. Pienso en pelearme con el lenguaje. No pienso. Me peleo. Quiero que la idea que hay en la cabeza se plasme de la manera más fiel en el papel. Es un momento de soledad que pretende salir dignamente del cerco, al que me someto y me somete. Y que nunca obtiene los resultados vislumbrados. Por eso se sigue en la brecha, en la brega, en una siguiente aventura, donde una cree ingenuamente que esa vez sí.

5 ¿Te costó mucho encontrar editor para tu primer libro?

No, felizmente Ignacio Sanz codirigía en Segovia La Tertulia de los Martes. Y mi libro de cuentos Historias del lector le gustó. Y ahí salió, humildemente, en 1998. Verlo físicamente en las manos me hizo pensar que yo podía escribir algunos más. Y tocar en la puerta de amigos editores. Así pasó con todos los siguientes: Rafa Vega, de Multiversa, César Sanz, de Difácil y José Ángel Zapatero de Menoscuarto. Editar en papel siempre ha sido un acto de amor y amistad. Ellos me lo vienen demostrando desde hace casi veinte años.

6 ¿Qué opinas de los muchos premios literarios que se convocan hoy día?

Siempre ha habido muchos premios: en cualquier ayuntamiento o asociación de vecinos, 5000 pesetas y flor natural… El peligro es cuando se crean para dar lustre a la clase política o para que sus señorías almidonen sus conciencias. Pero estos son los menos (aunque los más sonoros). La inmensa mayoría son iniciativas locales o privadas de editores que tienen toda mi consideración. Sobre todo de un tiempo a esta parte, cuando los hábitos lectores y de ocio están cambiando tanto, tan deprisa, sin saber hacia dónde, o sabiéndolo demasiado bien lamentablemente.

Por otro lado, pienso que literatura y premios siguen caminos paralelos que raramente se cruzan.

7 ¿Vivir de la literatura es una utopía?

Yo vivo de la literatura: me levanto temprano, con un libro en la mano. Voy a mis clases, con otro que leo con mis alumnos. Por la tarde escribo, leo. De vez en cuando participo en clubes de lectura o talleres de escritura. Siempre tengo en la cabeza algún proyecto: ahora un diario de clase que comenzaré a escribir con el nuevo curso. Vivo en la literatura, de la mañana a la noche.

8 ¿Qué diferencias encuentras entre el mundo editorial de tus inicios como escritor y el actual?

Ahora hay mucho más ruido, mucha más hojarasca. Y cuesta más encontrar la literatura que cuenta. Hay islas, a las que me aferro, pero inevitablemente hay que saltar al curso poderoso de la corriente de lo superficial y gratuito, para engancharte a la siguiente isla, unos cientos de metros más allá, donde otros náufragos como tú, esperan y comparten buenos libros. La literatura se está convirtiendo en un ejercicio de clandestinidad. Se trata de seguir resistiendo. O no, simplemente de seguir mantenido tu estilo de vida. Hasta que escampe.

9 ¿En qué medida crees que pueden ayudar las redes sociales a difundir la obra de un escritor?

Dicen los gurús del tinglado que hay que mantener una cuota de visibilidad. Bien, aceptamos nadar en ese río revuelto. Pero demasiada exposición trae lastrados serios peligros que amenazan al escritor. El que escribe debe resguardar su esencia creativa hacia dentro, con egoísmo. Es muy difícil combinar ambas actitudes. Uno escribe para que lo lean y un canal de comunicación con el lector son las redes sociales, con todo su ruido de patio de vecindad, pero sólo como presentación y preservando espacios de intimidad y complicidad con el lector, que no pueden ser otros que los de la soledad compartida. Algo chirria en este discurso, lo sé. Y la mirada se retuerce. Pero…

10 ¿Qué opinas del libro digital?

Es otro tipo de libro que tendrá el recorrido que tienen los juegos de móvil, y sus usuarios. Como la televisión hace décadas. Son peligros que acorralan a la lectura como ocio. Puede que roben lectores, pero al final el lector vuelve al libro. Al menos ese lector que encuentra en la lectura un estilo de vida, una búsqueda y un descubrimiento. No sólo un entretenimiento. (Puede que el lector que busca entretenimiento, lo encuentre en cualquier soporte, papel o digital.) Pero el amante de la lectura sigue agarrado al papel, al espacio físico de una biblioteca privada o pública, al encuentro con otros lectores que llevan un libro entre las manos. Los lectores somos de carne y hueso, como los libros y los escritores. Construimos ideas en el aire, peor nos sentamos en butacas al abrigo de paredes forradas de libros. La magia del directo en un concierto o el teatro con su salto en el vacío del riesgo no los suplen las mejores grabaciones ni los mejores reproductores de sonido y vídeo.

11 ¿Qué opinas de la autoedición?

Si alguien desea fervientemente ver sus palabras en papel, adelante. Pero la experiencia de hablar, discutir, seducir, pactar, acompañar a un editor en la aventura de editar un libro más es una experiencia irrepetible, sobre todo cuando éste tiene que arriesgar dinero y negocio. Cada libro tiene su propia intrahistoria que solo editor y autor conocen, como un pacto de silencios cómplices. Y cuando el autor tiene que adelantar dinero, para que lo editen, a mí me trae al recuerdo el perfume triste de pagar para tener placer.

12 ¿Consideras positivos los talleres de escritura creativa o piensas que no se puede enseñar a escribir?

Por supuesto, son unas de esas pocas islas que les quedan a los amantes de la palabra  en el papel. Son logias donde confraternizar, consolarse y secretear a favor y en contra. Confabularse es un verbo que les viene como anillo al dedo.

13 Con el paso de los años algunos escritores acaban eliminando ciertos títulos de su semblanza. Aunque no precisamos conocer el nombre, ¿hay algún libro de los tuyos que te satisficiera en tus inicios, pero que ahora preferirías no haber escrito?

Ninguno, todos forman parte del proceso y del acompañamiento.

Pasos en la piedra, Menoscuarto, José Manuel de la Huerga

14 Para ese lector que aún no ha leído nada tuyo, por favor, recomiéndanos uno de tus libros. Cuéntanos brevemente cómo fue el proceso de creación y por qué has elegido ese título y no otro con vistas a nuevos lectores de tu obra.

Uno siempre recomienda el último, porque cree que es el mejor, el más redondo. Estoy especialmente orgulloso de Pasos en la piedra (Menoscuarto, 2016) porque recoge una tradición muy mesetaria, la de la Semana Santa, pero en un momento convulso, de catarsis colectiva, abril de 1977, cuando se legalizó el PCE. Creo que fue un hallazgo: ahí había tensión, enfrentamiento de ideas y maneras de mirar. Algunos historiadores piensan que este del 77 es el último capítulo de la guerra civil española que comenzó en julio del 36. Aunque no sé, puede que fuera el penúltimo, porque parece que aún lo seguimos masticando y digiriendo…

El pasado 1 de abril presenté la novela en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, en compañía de dos buenos amigos que contaron, mejor que yo, las virtudes de la obra. Si algún lector quiere asomarse, a continuación puede ver la presentación de ese día.

15 Recomiéndanos, por favor, dos libros cuya lectura te haya impactado. Uno de un autor clásico y otro de un autor contemporáneo. (Da igual el género).

La Odisea de Homero y los Cuentos completos de Antonio Pereira.

Muchas gracias. Te deseamos mucha suerte en todos tus proyectos literarios.

Gracias a vosotros, por vuestra invitación.

Fragmento de Los pasos de la piedra.


José Manuel de la Huerga (1967) ha levantado un territorio narrativo propio desde Conjúrote, triste Plutón (1992) hasta SolitarioS (Menoscuarto, 2013), libro donde surge Barrio de Piedra, lugar imaginario que adquiere aún más relieve en su última novela, Pasos en la piedra (2016). Toda su obra narrativa y poética recrea espacios de la memoria, como en el volumen de relatos Historias del lector (1999), la novela Este cuaderno azul (2000, Premio Ciudad de Móstoles) o el poemario La casa del poema (2005). El arte y la música llegan a adquirir gran protagonismo en La vida con David (2003) y en Leipzig sobre Leipzig (2005, Premio Fray Luis de León de Creación Literaria), al igual que la evocación del mar en su exitosa novela Apuntes de medicina interna (Menoscuarto Ediciones, 2011), Premio Miguel Delibes de Narrativa. José Manuel de la Huerga ejerce como profesor de Literatura en un instituto de Valladolid, ciudad donde vive desde hace décadas. Compagina su labor literaria con la colaboración en prensa escrita y digital, así como la participación en foros de crítica y creación literaria, y talleres de lectura y escritura creativa. Pasos en la piedra salió en la editorial Menoscuarto en abril de 2016 y está siendo muy bien acogida por crítica y lectores.

Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de estilo y trabaja como redactor de contenidos para publicaciones de diversa temática. Su blog Narrativa Breve es uno de los espacios literarios más leídos en lengua castellana. El diario Down, testimonio literario sobre la paternidad y el síndrome de Down, es su último libro. (Web) (Facebook).



 

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