
Si algo abunda en la Historia de la literatura son esos manuscritos que grandes escritores abandonan en un cajón para que el cónyuge o el familiar de turno acabe publicándolo tras su muerte, unas veces respetando sus deseos y otras, sin él. Mapa dibujado por un espía es uno de esos manuscritos rescatados. Se tenía noticia del libro porque su autor, Guillermo Cabrera Infante, se refirió a él públicamente en varias ocasiones (llevaba muchos años trabajando en su redacción), pero es posible que se hubiera quedado definitivamente en dicho cajón del olvido si su esposa, Miriam Gómez, no hubiera decidido dar el paso valiente de entregarlo a los editores. Escribo el adjetivo “valiente” porque su marido –ya lo era entonces– cuenta en el libro sus escarceos amorosos y sexuales (y por tanto extra-matrimoniales).
Aunque Cabrera Infante abunda en detalles sobre sus adulterios durante su regreso a La Habana, lo fundamental en Mapa dibujado por un espía no son las infidelidades a su esposa. Podríamos aceptar, a lo sumo, que se trata de un libro sobre la infidelidad (en opinión de los adictos al régimen cubano) a una idea, a un concepto, a una ilusión: la Revolución cubana iniciada en el 59, que él apoyó en un principio sin fisuras. Prueba de su empatía (correspondida) con la Revolución, pronto ocuparía cargos oficiales en el sector cultural y fundaría el magacín Lunes de revolución. Sin embargo, no tardó mucho en cortar con la Revolución cuando se percató del giro dictatorial que había tomado.
Guillermo Cabrera Infante, durante décadas una china en el zapato de Fidel Castro, narra en Mapa dibujado por un espía el desencanto de un grupo de intelectuales y artistas cubanos ante los primeros actos de represión de un régimen que empezaba a imponer con el látigo las directrices culturales que deberían seguir precisamente quienes arrancaban con sus talentos creativos el motor de la cultura.
El famoso autor de Tres tristes tigres, que entonces se ganaba la vida como diplomático en Bruselas (estamos hablando de 1965), regresó a Cuba para estar presente en el entierro de su madre. Al cabo de los días, ya en el aeropuerto cuando se disponía a regresar a Bruselas con sus dos hijas, recibió la orden de abortar el viaje y presentarse al día siguiente ante el Ministro de Exteriores. Así estuvo durante meses, vagando de aquí para allá, mientras trataba de analizar y reconducir su nuevo estatus. No era único en esa suerte de exilio en casa: su hermano Sabá, que había hecho un cortometraje, titulado PM, sobre la alegre vida nocturna cubana –con el apoyo de Guillermo, en funciones de productor–, también sería represaliado. Ambos habían cometido un grave pecado a los ojos del castrismo: realizar esta película-documental al margen de los protocolos estalinistas por los que, para sorpresa de muchos, comenzaba a regirse la revolución cubana. La película fue prohibida, pese a que los espectadores que la habían podido ver en un programa televisivo que dirigía el propio Cabrera Infante la habían acogido de buen grado. Guillermo Cabrera Infante, en la entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano para el programa televisivo A fondo, da su opinión sobre el asunto del documental, que él describía como inocente:
“No había ninguna connotación política. Simplemente se acusaba a la película de mostrar a la gente divirtiéndose cuando se suponía que debían estar con el fusil al hombro y vigilando las costas de Cuba”.
De nada sirvió que doscientos intelectuales y artistas cubanos protestaran en contra de esa prohibición: la maquinaria dictatorial castrista no iba a dar marcha atrás. PM fue vetado y el magacín Lunes de revolución fue cerrado tres meses después por la supuesta carestía de papel.
“Ahí comenzó realmente mi desilusión con la Revolución”, añade Cabrera Infante.
Y ahí comenzó a fraguarse (con otros nombres provisionales) Mapa dibujado por un espía, testimonio del sentir de muchos creadores cubanos que veían cómo la Revolución que había acabado con la dictadura de Fulgencio Batista se convertía a su vez en otra dictadura, dando al traste los aires de libertad y democracia que en un principio habían seducido a muchos cubanos, entre ellos, como ya he dicho, el propio Cabrera Infante.
En la nota a la edición que comento, Galaxia Guntenberg presenta inicialmente esta autobiografía novelada con cierta tibieza (“El lector tiene la última palabra para valorar la oportunidad de su publicación”), si bien a continuación la defiende (y yo estoy completamente de acuerdo con esa defensa) porque “el libro constituye un testimonio de primera magnitud a la hora de conocer en qué medida la convulsión política cubana afectó a Guillermo Cabrera Infante, y como, por extensión, influyó en sus posteriores opiniones sobre la realidad de Cuba”.
Mapa dibujado por un espía no defraudará a los lectores de Cabrera Infante ni tampoco a quienes desean conocer, desde la discrepancia, los primeros años de la Revolución cubana.
Título: Mapa dibujado por un espía
Autor: Guillermo Cabrera Infante
Género: Novela
Edición comentada: Galaxia Gutenberg, 2013, para la edición club, Círculo de Lectores, 2013.


Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de estilo y trabaja como redactor de contenidos para publicaciones de diversa temática. Su blog Narrativa Breve es uno de los espacios literarios más leídos en lengua castellana. El diario Down, testimonio literario sobre la paternidad y el síndrome de Down, es su último libro. (Web) (Facebook).
